El Metro de Santiago dio a conocer las imagenes de la maqueta de los nuevos trenes para la línea 7, que actualmente se encuentra en construcción.
La maqueta, una réplica de tamaño real de los futuros trenes, fue presentada a una delegación de representantes del Metro en la fábrica de Alstom en St. Bruno (Quebec, Canadá).
La fabricación de estos nuevos trenes había sido licitada a fines de 2020 y fue adjudicada en diciembre de 2021 a favor de Alstom, quien venció en la compulsa a CAF-Thales y Hitachi-CRRC. El diseño de las unidades había sido revelado por enelSubte a fines de 2022.
El contrato abarca la construcción de 37 trenes de cinco coches cada uno (un total de 185 coches), de 2,9 metros de ancho. Cada formación tendrá 102 metros de largo y una capacidad de 1250 pasajeros. A su vez, el contrato incluye el mantenimiento de la flota por un plazo de 20 años.
Los modernos coches contarán con aire acondicionado, espacios para personas con movilidad reducida, cámaras de seguridad internas y externas, pantallas de información variable al usuario, indicadores de estaciones e intercomunicadores, además de puertas de evacuación frontal.
A su vez, contarán con sistema de conducción automática y estarán preparadas para operar en GoA 4, el máximo grado de automatización (sin conducción humana, por lo que carecen de cabinas de mando). Se trata de una modalidad de operación en la que el Metro de Santiago ya tiene experiencia: las líneas 3 y 6 funcionan con la misma tecnología, aunque estas son servidas por trenes CAF.
La fabricación de los trenes se realizará en la planta que Alstom posee en Taubaté, Estado de San Pablo, Brasil. Las primeras unidades comenzarán a ser entregadas en 2026, para su puesta a punto en las nuevas cocheras de la línea 7, que se construirán en Renca -noroeste de Santiago-.
Cómo será la futura línea 7
La línea 7 cruzará la ciudad de oeste a este, uniendo Renca y Vitacura. Tendrá 26 kilómetros de extensión y 19 estaciones, ofreciendo combinaciones con cinco líneas de la red y una línea ferroviaria suburbana. Su construcción fue anunciada a mediados de 2017, aunque su trazado fue ligeramente modificado con posterioridad.
Las obras comenzaron a ejecutarse en el transcurso de 2022, comenzando en febrero de ese año con la puesta en marcha de la fábrica de dovelas de hormigón, -se trata de la primera vez que una línea del Metro de Santiago se construirá con máquina tuneladora- y continuando en octubre de ese mismo año con la etapa de excavación.
Al mismo tiempo que aliviará la línea 1 -la más utilizada, en un objetivo compartido con la ya inaugurada línea 6-, la línea 7 llegará a tres localidades de la capital chilena que no contaban con estaciones de Metro (Renca, Cerro Navia y Vitacura), ampliando la cobertura de la red. El tiempo de viaje entre cabeceras será de 37 minutos, una reducción del 49% respecto de lo que demanda el mismo viaje en la actualidad en bus.
La línea 7, a su vez, tendrá combinaciones con las líneas 1, 2, 3, 5 y 6 y con la futura línea de Metrotren a Batuco, cuyas obras fueron recientemente licitadas.
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Cabe recordar que la línea 7 no es la única obra en marcha del Metro de Santiago, ya que al mismo tiempo se avanza con el proyecto de extensión de la línea 6, que permitirá que esta combine con una nueva línea de trenes suburbanos. A su vez, se trabaja en la etapa de proyecto de las nuevas líneas 8 y 9: el trazado oficial de esta última fue anunciado hace pocos meses.
Vale notar, además, que el año pasado se inauguraron sendas extensiones de las líneas 2 y 3, con las cuales la red de la capital chilena alcanzó los 149 km de extensión.
La multiplicidad de obras y proyectos a futuro del Metro de Santiago -que rozará los 180 km de extensión para fines de la década- contrasta fuertemente con el estancamiento del Subte de Buenos Aires, de apenas 57 km. Por primera vez en 50 años no hay ninguna estación en obra y no hay perspectivas de que esa situación vaya a cambiar en el corto plazo, más allá de que algunas obras -como la estación Sáenz de la línea H o la línea F– estén planificadas desde hace más de dos décadas y sean objeto de un consenso técnico prácticamente unánime.
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