12 diciembre 2024

Larreta también apoya que Santa Fe se llame Carlos Jáuregui

El respaldo del Jefe de Gobierno prácticamente garantiza que la estación Santa Fe cambiará su denominación para recordar al destacado dirigente LGBT. El proyecto prevé el total reemplazo del nombre de la estación, perdiendo todo criterio de ubicación geográfica. El Subte, víctima de una epidemia de homenajes.

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La estación Santa Fe de la línea H fue inaugurada hace apenas dos semanas pero la Legislatura ya se apresta a cambiarle el nombre. El proyecto de los legisladores Maximiliano Ferraro (CC), Pablo Ferreyra y Carlos Tomada (FPV), que busca cambiar la denominación de la estación por Carlos Jáuregui, sumó ayer el respaldo entusiasta del jefe de Gobierno Horacio Rodríguez Larreta, que difundió “todo su apoyo” con publicaciones y publicidad en redes sociales.

La aprobación de Rodríguez Larreta garantiza virtualmente el acompañamiento del bloque del PRO y, con eso, la conversión del cambio de nombre en ley. El proceso podría sin embargo demorar un par de meses puesto que el trámite legislativo impone el procedimiento de doble lectura, con la realización de una audiencia pública antes de la votación definitiva.

Carlos Jáuregui fue un militante por los derechos de la población LGBT, que se desempeñó como el primer presidente de la Comunidad Homosexual Argentina (CHA), entre 1984 y 1987, y fue uno de los fundadores de la agrupación Gays por los Derechos Civiles (Gays DC), entre 1991 y 1996. La esquina de las avenidas Pueyrredón y Santa Fe, donde se ubica la estación, no está sin embargo relacionada con Jáuregui en particular sino con la historia de la comunidad LGBT porteña. Según el legislador Ferraro, “En esa esquina y por esas calles hace años comenzó a formalizarse y expandirse una red de lugares comerciales de sociabilidad para homosexuales que antes eran clandestinos o tenían el carácter de ocultos o secretos”.

El periodista Bruno Bimbi, en una columna reciente, calificó la esquina como un símbolo “de la sociabilidad homosexual de los viejos tiempos” y precisó que “fue alrededor de ese cruce de avenidas que, en las décadas del 70 y 80, comenzaron a abrir los primeros bares y boliches del ‘ambiente’ que luego darían lugar a una movida aún más intensa en la década del 90”. Bimbi añade que “Santa Fe, en las proximidades de Pueyrredón, era también lugar de levante o ‘yire’ callejero, inclusive —y enfrentando el peligro de la represión—. […] Durante los 90, la esquina más gay de la ciudad comenzó a reunir cada noche a los ‘tarjeteros’ de los boliches, y era donde comenzaba el recorrido de la noche gay de la ciudad”.

El legislador Ferraro exhibe un cartel mostrando cómo quedaría la línea H de aprobarse su proyecto.
El legislador Ferraro exhibe un cartel mostrando cómo quedaría la línea H de aprobarse su proyecto.

El proyecto prevé el reemplazo liso y llano del nombre Santa Fe por el de Carlos Jáuregui. Se suma así a una verdadera epidemia de homenajes que ha llevado a la Legislatura a renombrar distintas estaciones sin relación con su ubicación geográfica, criterio por antonomasia para la denominación de estaciones y paradas de transporte público.

En los últimos años, por ejemplo, la estación Malabia de la línea B fue renombrada a Osvaldo Pugliese y Entre Ríos de la línea E se convirtió en Rodolfo Walsh. Por su parte, la estación Once (H), inaugurada en 2007, fue renombrada 30 de Diciembre en homenaje a las víctimas de la tragedia de Cromañón, ocurrida en 2004. En estos tres últimos casos las críticas de usuarios llevaron a que los nuevos nombres no reemplazaran al original, sino que se añadieran como “segundo nombre” para formar una denominación compuesta. Once quedó así con referencia a dos fechas distintas, ya que el nombre de la estación homenajeaba originalmente al 11 de septiembre de 1852, aniversario de la secesión de Buenos Aires. Es posible que el proyecto de Ferraro acabe siendo modificado en el mismo sentido.

Otros proyectos se inscriben en la misma línea de conmemoración y homenaje sin tener en cuenta las necesidades del usuario del Subte. Tal es el caso del reemplazo de San José de Flores por Papa Francisco, San Pedrito por Hugo del Carril, Ministro Carranza por Miguel Abuelo, Florida por Tita Merello, Callao por Alfredo Bravo, Facultad de Medicina por René Favaloro, Plaza de los Virreyes por Presidente CámporaEva Perón o Juan Chalimin (hay más de un proyecto para la misma estación), Correo Central por Orquesta Sinfónica Nacional y otros sinsentidos.

La nueva denominación de la estación Avellaneda desorienta tanto como sobresale en los planos de la red.
La nueva denominación de la estación Avellaneda desorienta tanto como sobresale en los planos de la red.

Pero quizás el pariente más cercano del reemplazo de Santa Fe por Carlos Jáuregui, donde la corrección política eclipsó cualquier consideración sobre la usabilidad de un medio de transporte, sea la transformación de la estación Avellaneda de la línea Roca en “Darío y Maxi. Se optó por renombrar una ciudad entera en lugar de erigir un monumento o dedicar una calle a los militantes sociales asesinados, opciones a priori más efectivas y menos nocivas para la ubicación de los usuarios.

La eventual justeza o merecimiento de los homenajes, muchas veces indiscutible, sigue sin explicar por qué el lugar para hacerlo debe ser una estación de Subte. En todo caso, de seguir la tendencia pronto las actuales estaciones se revelarán insuficientes.

Si los legisladores desean tener más lugares de homenaje deberán impulsar el cumplimiento del plan de expansión de la red de subterráneos, suspendido de hecho por el actual gobierno: en los próximos cuatro años no se prevé la construcción de ninguna línea nueva ni extensión de las existentes.

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