El pasado martes el jefe de Gobierno porteño, Horacio Rodríguez Larreta, inauguró las sesiones ordinarias de la Legislatura local y trazó los lineamientos de lo que será su gestión de cuatro años al frente de la Ciudad. Llegado el capítulo del transporte, hizo eje en el Metrobús, política estrella de la anterior administración.
Aunque no explicitó cuáles serían los ocho nuevos corredores de Metrobús anunciados, sus asesores filtraron a la prensa que se trata de cinco trazados dentro de la Ciudad y otros tres “interurbanos” (sic) que conectarían la capital con el conurbano bonaerense, a los que también hizo referencia en su discurso la gobernadora María Eugenia Vidal.
Según consignó La Nación, los corredores a construir en el próximo cuatrienio serán: Avenida Alberdi, el Metrobús Transversal, Avenida Córdoba, Leandro N. Alem-Almirante Brown y Libertador-Figueroa Alcorta.
Varios de ellos se superponen con líneas de Subte en construcción o proyectadas. El “Transversal”, por ejemplo, había sido anunciado durante la campaña para reemplazar a la línea I del Subte, cuyo proyecto fue dejado de lado por la Ciudad al asumir como posición oficial su sustitución por un carril exclusivo para colectivos, mientras que el de la avenida Leandro N. Alem se superpone en un 100% con la extensión de la línea E, que cuenta con sus túneles ya terminados y cuya apertura se prevé para dentro de dos años.
La novedad es ahora el Metrobús de la avenida Córdoba, que se superpone en gran medida con la traza de la también proyectada línea G (Retiro – Cid Campeador por debajo de las avenidas Córdoba y Estado de Israel), cuya construcción fue aplazada sin que esté previsto que se retome en el futuro cercano, pese a haber sido una obra anunciada por Macri en su discurso de apertura de sesiones de 2011. Un año más tarde, al caerse las negociaciones por un acuerdo llave en mano con una empresa china, el proyecto se canceló.
El Subte, en tanto, ocupó un lugar secundario en el discurso. No se habló de construir nuevas estaciones –ni siquiera se hizo referencia a estaciones teóricamente en obra como Sáenz y Facultad de Derecho, de la línea H– ni mucho menos de iniciar la construcción de nuevas líneas. Con la G y la I reemplazadas por metrobuses y la F –el último proyecto que se había barajado– aplazada por voluntad del GCBA, Larreta prefirió concentrarse en comprometerse a mejorar la frecuencia (habló de bajar los tiempos de espera a tres minutos), incorporar conexión wi-fi y sumar coches con aire acondicionado.
En un plano quizás anecdótico cabe señalar que estas escuetas palabras fueron seguidas atentamente por el presidente de SBASE, Juan Pablo Piccardo, quien tuvo que escuchar el discurso “en puntas de pie” desde fuera del recinto. Toda una metáfora del lugar que ocupa el Subte en la actualidad para el gobierno porteño.