Rafael Gordano es probablemente uno de los sobrevivientes de mayor edad de los tiempos de la Corporación de Transportes de la Ciudad de Buenos Aires, en la cual comenzó a trabajar en 1948.
Entre todas las anécdotas, historias y datos que conserva en su memoria se encuentra una por la cual se mostró especialmente interesado en que no se perdiera. Se trata de la historia que “oculta” la estatua de la madre que se encuentra en el -reabierto al público hace unos pocos años- andén norte (a Plaza de Mayo) de la estación Plaza Miserere en la línea A.
El Monumento a la Madre fue esculpido por Luis Perlotti (1890-1969) e inaugurado el 16 de octubre de 1966 en la Plaza San Martín de San Justo (La Matanza), y posee una dura historia personal. La estatua representa ni más ni menos que a la madre de Perlotti junto al hermano menor del artista, quien había muerto joven.
Como explica Gordano, quien se encargó de visitar al autor en su taller mientras tallaba el conjunto, aquel se prestó a donar la estatua con la voluntad de que estuviera exactamente donde se encuentra hoy en día. Y es que, si se observa bien la imagen, representa a la madre y al hermano de Perlotti tal y como se veían en la década de 1910, cuando tomaban el subterráneo en Plaza Once para ir al centro a vender las costuras que confeccionaban en su casa de la calle Alsina.
En ese mismo 1966, los miembros del personal de Subterráneos de Buenos Aires inauguraron, con presencia de Perlotti, el Monumento a la Madre según las disposiciones que había impuesto su autor, junto con un par de placas de bronce dedicadas a La Madre como figura, y es así que la estatua llega al día de hoy, cuando en los últimos días de 2009 el andén fue reabierto para mejorar el flujo de pasajeros a Plaza de Mayo y pudo nuevamente ser vista de cerca.