Después de un 2009 signado por los recortes presupuestarios y los conflictos internos en Subterráneos de Buenos Aires (SBASE), 2010 se perfilaba a ser un buen año para los Subtes en lo que al Gobierno porteño respecta. Luego de una ardua batalla política y mediática con el kirchnerismo, a fin de año el gobierno de Mauricio Macri consiguió que la Legislatura revocara la adhesión de la Capital a la Ley de Responsabilidad Fiscal, permitiéndole así contraer deuda en el exterior sin pedirle permiso al Gobierno nacional. Pocos días antes, la Corporación Andina de Fomento amplió el límite de financiamiento correspondiente a la Argentina, por lo que el Gobierno porteño pudo hacerse rápidamente de 50 millones de dólares para reactivar las obras que había frenado a fines de 2008. Tras la autorización legislativa, equipos del Ministerio de Hacienda comenzaron a recorrer las principales capitales del mundo para emitir deuda por 480 millones de dólares, de los que por lo menos 350 millones estarían dedicados exclusivamente al Subte. En marzo, el dinero finalmente fue depositado en una cuenta en el Banco Ciudad.
Sin embargo, los problemas no tardaron en aparecer. A fines de marzo, los bloques de la oposición cuestionaron la tasa del 12,5% de interés que había convalidado el macrismo, aduciendo que el Gobierno porteño había actuado con llamativa prisa para concretar la operación justo cuando el Gobierno nacional estaba preparando un canje de la deuda en default, que se esperaba bajaría sustancialmente los costos del financiamiento. El destino del dinero también fue cuestionado: el legislador Eduardo Epsteyn dijo que “si en octubre del año pasado, el entonces presidente de SBASE (ingeniero Luis Jahn), estimó en 200 millones de dólares, unos 770 millones de pesos, la inversión para terminar las obras de varias estaciones para los dos años de gestión restantes entonces, ¿adónde piensa gastar Piccardo los 535 millones de pesos que le restan?”, cuestionó el legislador. Estas críticas fueron respondidas por Juan Pablo Piccardo, presidente de SBASE, quien indicó que “de ninguna manera se duplicaron los costos de las obras en marcha: se ha conseguido un incremento en el presupuesto para invertir en subtes en los próximos años, ya que la red actual con la que cuenta la Ciudad de Buenos Aires es insuficiente (54 km actuales, la mitad de lo que tienen otras ciudades latinoamericanas). Es momento de encarar una política fuerte y a largo plazo de expansión de la red de subtes, la cual requiere un compromiso de la ciudadanía en su conjunto”.
Nuevos problemas
Ahora, el Gobierno porteño enfrenta problemas internos para avanzar con las obras. Según informa el diario Perfil, la licitación para completar los tramos norte y sur de la línea H (estación Sáenz y Cördoba, Santa Fé, Facultad de Derecho respectivamente) deberán esperar hasta, por lo menos, principios de 2011 ya que aún no están listos los pliegos. Por lo tanto, sólo se avanzaría con las obras ya en marcha en las líneas A, B y H desde los tiempos de Aníbal Ibarra y Jorge Telerman. “Ahora que ya tenemos los fondos, es una vergüenza que no estén listos los pliegos para lanzar las obras”, se preocupan algunos técnicos de Subterráneos de Buenos Aires, que depende del Ministerio de Desarrollo Urbano, a cargo de Daniel Chaín.
En el ministerio de Hacienda, el humor no es mejor que en SBASE y en Desarrollo Urbano. “Estamos a la espera de un pedido formal de cuántos fondos van a necesitar para las obras porque hasta ahora no nos pidieron nada”. Según cálculos oficiales, unos 200 millones de dólares del préstamo internacional pagarán la finalización de las obras en marcha, mientras que los 150 millones restantes (poco menos de 600 millones de pesos) se destinarán a las nuevas estaciones de la línea H, cuyo incio se retrasaría hasta mayo de 2011 siempre y cuando los pasos de las licitaciones se den en tiempo y forma. Mientras tanto, la Ciudad pierde U$S 1.500.000 mensuales por el pago de intereses del préstamo. Para evitar un daño a las finanzas de la Capital, el ministerio de Hacienda compró bonos del Banco Central a una tasa similar.
En tanto, la oposición piensa en un nuevo destino para esos fondos; hasta que esos 150 millones de dólaresno sean utilizados por SBASE, propondrán que sean desviados a otras áreas. Esta opción es resistida en Desarrollo Urbano, ya que para finalizar la H deberá contraerse un nuevo préstamo, o bien conseguir inversores que dispongan del financiamiento, hasta totalizar 500 millones de dólares. Eduardo Epszteyn, legislador de Diálogo por Buenos Aires, se molesta: “Tomaron deuda para obras que no se van a hacer como si el PRO fuera una mesa de dinero, eso califica para una denuncia penal”, amenaza. El ex jefe de Gobierno, Aníbal Ibarra, que empezó la mayoría de las obras que terminará Macri, polemiza: “Posiblemente la plata que pidió Macri para los Subtes termine siendo usada para el pago de salarios”.
La línea G, en la mira del Gobierno porteño
Mientras la línea H sigue dando dolores de cabeza a los responsables del Subte, desde el Gobierno de la Ciudad adelantaron que planean llamar a licitación para comenzar un primer tramo de la línea G. Esta línea unirá Retiro con Villa del Parque, aunque siempre se dijo que el primer tramo a construirse es aquel que unirá Retiro con el Cid Campeador. El mismo Piccardo, cuando se consiguió el crédito ahora en discusión, había adelantado que las licitaciones para la G podrían comenzar a fin de año. Funcionarios del Gobierno de la Ciudad negocian desde hace meses, tanto en organismos internacionales de crédito como en fondos de inversión. para conseguir los 1200 millones de dólares que costaría esta línea. Mientras tanto, otro equipo analiza la factibilidad financiera para contraer prestamos para construir las tantas veces prometidas líneas F e I. Todos estos esfuerzos deberán ser finalmente refrendados por la Legislatura, en donde no parece reinar el clima más propicio para autorizar nuevas deudas.