15 octubre 2024

Macri evalúa cerrar tres meses la línea A

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Dentro de ocho días, cuando arranque 2013, el gobierno porteño se hará cargo del servicio de subterráneos, tal como lo establece la ley votada por la Legislatura porteña. Pero ese estreno, previsto para el martes primero de enero, podría comenzar con algunas sorpresas inesperadas, como la suspensión por aproximadamente tres meses del servicio que presta la línea A, en el ramal que comunica Plaza de Mayo con el barrio de Flores.

La medida forma parte del plan de contingencias que prepara la empresa pública Subterráneos de Buenos Aires (SBASE), el ente estatal porteño que tiene a su cargo la aplicación de la ley y que deberá definir, en un plazo de tres meses, un nuevo contrato con la concesionaria Metrovías, la firma del Grupo Roggio que explota el negocio del metro de la Ciudad desde 1994.
Según la nueva norma, la comuna deberá hacerse cargo del servicio apenas comience el año. Dentro de Bolívar 1 dicen que la medida será promulgada por el jefe de gobierno Mauricio Macri esta semana, pero un equipo de funcionarios ya prepara, en silencio, un plan para ejercer el control total del subterráneos más viejo del continente, que cumplirá un siglo de funcionamiento el próximo 1 de diciembre de 2013.
 
La protagonista de ese aniversario será la mítica línea A, cuyos recorridos son realizados por formaciones de madera, de diseño original, con vagones de fabricación belga, que ya cumplieron 99 años de vida. Esos trenes, considerados una verdadera demostración del ingenio criollo para el mantenimiento, deberían estar fuera de servicio, de acuerdo a una auditoría realizada por el Metro de Barcelona, el único de España que trabaja con formaciones fabricadas por la multinacional francesa Alstom, dedicada a la generación de energía y la fabricación de trenes (ver aparte). Según confiaron fuentes del gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, esa auditoría posee una virtual hoja de ruta para los cambios que comenzará a implementar la gestión PRO. 
 
El primer capítulo de esas críticas técnicas está concentrado en la línea A, que sería suspendida entre enero y marzo para mejorar estaciones y remplazar a la añeja flota de coches La Brugeoise por los 45 vagones de fabricación china que ya llegaron al Puerto de Buenos Aires.
Esa dotación, alcanza para suplir a la mitad de los rodados necesarios para mantener la frecuencia actual. La otra parte, podría ser remplazada por los vagones Fiat que recorren la línea D, entre Catedral y Congreso de Tucumán. De todas formas, esta última es una alternativa que está en análisis y que podría ser descartada por el estado de las formaciones.
 
En ese mismo nivel de evaluación está la parálisis de la línea A entre enero y marzo. “No descartamos ninguna alternativa, pero esa es una de las posibilidades”, aceptó un funcionario de primer nivel de la gestión macrista, respecto a un plan que también implicaría el cierre de algunas estaciones consideradas “ineficientes”, como la estación Piedras, de la línea A, o las paradas San José y Pichincha de la E, que conecta al Cabildo con la Plaza de los Virreyes, en el sur de Flores.  
En 2011, según números de Metrovías, la línea A trasladó 205 mil personas por día, y este año, durante la pelea entre Nación y Ciudad por la transferencia, redujo los viajes a 164 mil cada 24 horas. Esta merma se dio, además, en el contexto del brutal aumento del boleto dispuesto por el macrismo.
 
Ese flujo se vería interrumpido durante el primer trimestre de un año electoral clave para el espacio que lidera el intendente Macri, que a mediados de marzo reabriría esa misma línea, para relanzarla y exhibir las primeras experiencias de gestión del PRO sobre el ramal centenario.
Varios técnicos consultados por Tiempo Argentino relativizaron que fuera necesario suspender el servicio por 90 días. Por su parte, desde la concesionaria Metrovías, recordaron que en toda su historia la línea nunca fue suspendida y que las mejoras más importantes se realizaron con servicios reducidos, incluso en los tiempos de los apagones de verano. “La diferencia entre una opción y la otra es el tiempo que requiere con la línea funcionando, o no”, indicaron fuentes de la empresa,  luego de indicar que esperan “con expectativa” conocer los planes que tiene la Ciudad y que, hasta ahora, no tuvieron noticias de un posible parate del servicio, aunque reconocieron que en el verano la cantidad de pasajeros se reduce considerablemente.
Más allá de todas estas consideraciones, los tiempos en un año electoral parecen tener otra dimensión, y una línea sin funcionamiento durante marzo puede tener un impacto mucho mayor que en enero.
 
Desde la comuna admiten en reserva que la movida, si se concreta, no sería solo por los vagones, sino también para hacer mejoras de infraestructura, que serían financiadas con parte de los 300 millones de dólares de endeudamiento que la semana pasada la Legislatura autorizó para los próximos tres años.
Los trabajos, tal como lo habilita la nueva normativa, podrían ser realizados por contratación directa, gracias al período de emergencia que regirá desde el 1º de enero y que le permitirá a SBASE contar con un período especial de dos años, prorrogable por uno más, para disponer del servicio. 
 
El esquema de contingencias porteño también incluye el desembarco de la Policía Metropolitana en las principales cabeceras de las seis líneas. Actualmente, la comuna administra por completo la línea H, que une el Parque de los Patricios con el barrio de Once, pero las custodias siguen en manos de la Policía Federal Argentina, que también se retiraría a comienzos de este año para dar paso a los efectivos de la Metropolitana. Esos uniformados, cuya dotación bajo tierra todavía es un enigma, buscarán reducir la cantidad de hurtos que ocurren en las seis líneas y especialmente en hora pico. 
 
Desde principios de 2012, cuando arrancaron los tironeos a los dos lados de la Plaza de Mayo por la transferencia del metro, los principales voceros de Macri comenzaron a decir que una de las mayores preocupaciones del alcalde era la posibilidad de un accidente en la osamenta centenaria de la línea A. Y aunque para Metrovías es imposible que eso ocurra fruto de su mantenimiento, los auditores del Metro de Barcelona sostienen lo contrario. Esas palabras serán las que aprovechará el PRO para desembarcar en el subte cuando el año electoral que se avecina ya esté en su apogeo.  «
 
 
Alstom: el otro candidato del pro
 
Cuando el PRO desempolve sus planes para el subte, comenzarán las negociaciones con Metrovías, del Grupo Roggio, para definir si continúa en la operación del servicio. La expectativa inicial de la empresa era quedarse por cinco años más, pero la limitación a los poderes extraordinarios reduciría su estadía a tres, un dato que oscurece los números de Roggio. También arrancará una auditoría que revisará los últimos años de la concesión, mientras las principales fuerzas opositoras al PRO consideran que la concesionaria continuará al menos por los dos próximos años, por su parte, dentro del macrismo hay posiciones divididas. Algunos consideran que habría que empujarla para que se vaya, y señalan a la multinacional francesa Alstom como la que, con tiempo, podría hacerse cargo del servicio o, al menos, competir en un llamado a licitación del metro porteño. Se trata de la misma firma que planificó construir el tren bala argentino. Para la empresa, Buenos Aires no es un mercado desconocido: tiene presencia hace 50 años y es proveedora de turbinas y transformadores para centrales térmicas en Puerto Madryn para Aluar, Tucumán, Dock Sud, Alto Paraná, Rio Turbio y Loma Blanca, entre otras localidades.
 
En Metrovías, estuvo a cargo del mantenimiento de la línea D entre 1997 y 2004; la renovación del sistema de señalización de las líneas A, B, C, D y E, y la instalación del sistema de control Automatic Train Protection (ATP).
Los vagones chinos que ya están en el puerto de Buenos Aires, cuya compra es materia de investigación judicial, son realizados con tecnología de Alstom, e irán a parar a la línea A. Otra que funcionará con esa tecnología es la H, que recibirá los 120 vagones que la Legislatura aprobó comprar en septiembre por U$S 216 millones a Alstom Brasil. En Chile, la misma corporación ha provisto de casi todos los trenes al metro de Santiago, y una parte importante al de Nueva York. Con esos galones, y algunas investigaciones judiciales por sobornos en Europa, Alstom está entre los ojos del macrismo, que planifica contrarreloj la mejor forma de potenciar la administración del subte en medio de un año electoral clave.

por infonews

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