El escepticismo en cuanto a las obras públicas es un asunto recurrente en la Argentina. Es historia repetida que hospitales, caminos, escuelas, viviendas, y redes de electricidad y agua se anuncien, se publiciten y luego caigan en extensos retrasos, innumerables marchas y contramarchas e incluso el abandono. Es por eso que muchos se pueden haber mostrado indiferentes al ver unos círculos blancos pintados en el asfalto de la Avenida Leandro N. Alem. Estos círculos demarcaban la ubicación de los futuros pilotes de la estación Correo Central, pero como fueron pintados y con el paso de los días y las semanas nada ocurría, pudo haber dado la impresión de tratarse de otro “falso comienzo”.
Sin embargo no fue así, y los incrédulos tuvieron que aceptar que las obras definitivamente habían comenzado cuando se removieron las tipas de los canteros, se comenzó a instalar el obrador de la Plaza Razzano y aparecieron una serie de pozos de ataque incluso en plena Plaza de Mayo. Unos pocos meses han pasado de eso, y la velocidad a la que avanzan los trabajos es notable. La empresa constructora Roggio (de Aldo Benito, el dueño de la concesionaria Metrovías), contratista a cargo de las obras de extensión de la E desde Bolívar a Retiro, aplicó un modelo de avance preparado para reducir los problemas de tránsito lo máximo posible, ocupando media avenida y corriéndose progresivamente de una vereda hacia la otra al tiempo que progresa de sur a norte.
En plenas vacaciones de verano han comenzado también los trabajos de la segunda estación, Catalinas, en las cercanías del cruce de Alem con Córdoba, junto a las altas torres que llegan hasta Plaza San Martín. Comenzaron asimismo después de largos retrasos las obras del Centro Cultural del Bicentenario en el antiguo edificio del Correo Central. Basta colocarse en el cruce de la calle Perón con la avenida Alem y observar el circular constante de obreros en ella para verificar el alto ritmo de avance que se impuso a las obras.
En estos días los obreros excavan el pozo donde se va a armar luego la media losa del lado oeste de la estación Correo Central. La media losa del lado opuesto fue terminada a comienzos de febrero y también se terminaron de colocar las columnas, en vista a la futura excavación de la estación en sí. Por otro lado, en la estación Catalinas el pilotaje del lado este está cerca de terminarse, mientras se planea para el sábado próximo la demarcación de los futuros pilotes del lado oeste. Además, se construyó una rampa de acceso en la Plaza Roma y se comenzó con las galerías de hastiales “st6” y “st4”.
La obra, como se sabía desde un comienzo, enfrenta dos serios problemas que necesitan de trabajo extra y análisis. Por un lado, la avenida Alem se encuentra sobre terrenos rellenados ganados al río a partir de mediados del siglo XIX, abundantes tanto en materiales dignos de la arqueología urbana como de caños de gran antigüedad y fragilidad que abastecen a una zona de densidad considerable, con los cuales la obra se va topando a medida que avanza, debiendo encontrar una solución para su relocación.
Por otro, se ha planteado desde que se licitara la extensión el problema de la estación Retiro con respecto a la ubicación de uno de los caños maestros de desagüe de la Ciudad, que corre bajo la Plaza San Martín. Aún se está discutiendo cuál será la ubicación que tendrá la nueva terminal en una zona tan conflictiva, adonde hay que sumar el túnel ya existente de la línea C y la proyectada construcción de las terminales de las líneas H y G en el mismo lugar.