El Gobierno nacional busca implementar un “boleto obrero” en el Subte para las personas de bajos ingresos. Según estudios oficiales, representan un 10% del total de pasajeros, mientras que el restante 90% se compone de personas de clase media que muchas veces combinan el uso del subterráneo con su automóvil particular. Según el matutino El Argentino, “existe la presunción entre los técnicos del área que para la clase media los gastos en los medios públicos del transporte apenas compromete el 4% de sus ingresos mensuales”.
La idea de un boleto obrero no es nueva. En 1897, la electrificación de los tranvías dejó fuera de circulación una gran cantidad de coches a caballo. El empresario tranviario Charles Bright decidió entonces acoplarlos a los nuevos coches eléctricos cobrando una tarifa a mitad de precio que la habitual para uso de la gran cantidad de obreros que a diario utilizaban los servicios de su compañía. El boleto obrero se volvió masivo cuando fue adoptado por la Compañía de Tranvías Anglo – Argentina (CTAA), dueña original de la actual línea A y del 80% de los más de 800 kilómetros que tenía la red tranviaria de Buenos Aires. Sin embargo, el boleto obrero fue suprimido a fines de los años 40 durante la presidencia de Juan Domingo Perón: la creciente inflación y la decisión política de congelar las tarifas de los servicios de la Corporación de Transportes y de los ferrocarriles le quitaron relevancia.
A poco de asumir en julio de 2009, el secretario de Transporte, Juan Pablo Schiavi, anunció que gracias a la implementación de la tarjeta SUBE, el Estado podrá subsidiar directamente a los pasajeros en lugar de a la empresas. Gracias a que las tarjetas son personales e intransferibles, el Estado puede identificar al usuario y depositar en su cuenta el importe total del subsidios por los viajes que realiza. Entre los beneficiarios se incluirían a personas de bajos ingresos, beneficiarios de planes sociales y a aquellos que requieran combinar con varios medios de transporte para llegar a destino. El resto de los usuarios pasaría a pagar la tarifa real, estimada por especialistas en torno a los 2,20 pesos para los Subtes.