El recambio de vías en la línea D no sólo acortó el horario de servicio, sino que también reintrodujo un viejo conocido de los pasajeros: los fuertes ruidos en las curvas. En el tramo comprendido entre las estaciones Facultad de Medicina y Pueyrredón, se pueden sentir agudos chirridos producidos por el roce entre los nuevos rieles y las pestañas de las ruedas de los trenes. Este fenómeno es más evidente en las formaciones Fiat Materfer, por lo que los pasajeros muchas veces se cubren los oídos cuando el tren circula por el tramo. Hace seis años, la concesionaria había instalado lubricadores de vía en el sector, aunque parece que ahora no están operativos.
A medida que pasa el tiempo la infraestructura de vías sufre un lógico desgaste que, sumado al mantenimiento periódico, tiende a reducir o a evitar estos ruidos. No obstante, las nuevas vías entregan un registro mucho menor entre la rueda y el riel, por lo que es de esperar que se produzca este tipo de fenómenos hasta tanto se realicen los ajustes necesarios en el perfil del hongo de los rieles. En 1998, Metrovías renovó las vías en la línea C y se dio un fenómeno similar: las viejas vías ya estaban lo suficientemente desgastadas como para que no se produjeran zumbidos. El correcto mantenimiento del material rodante es otro aspecto a considerar, ya que en la C los chirridos disminuyeron sensiblemente luego de que los coches Siemens fueran reemplazados por los actuales “Nagoya”. En la línea D, será también necesario revisar el estado de suspensiones y de las ruedas de los coches.