Javier Miglino, titular de dicha organización, indicó que gran parte de las quejas se generan por escaleras mecánicas que no funcionan o porque faltan carteles indicadores. “No hay ventilación suficiente, el nivel de higiene es paupérrimo y dentro del Subte es aun peor porque la banda de pungas prácticamente desnuda a la gente”, abundó.
Otra crítica de los usuarios apunta hacia los trabajadores: “los muchachos del Subte tienen la costumbre de parar entre estaciones esperando interminables señales de paso, que disparan la ansiedad y el miedo de la gente”. Miglino puso de relieve que “todo el tiempo nos llegan reclamos al blog Defendamos Buenos Aires denunciando las anomalías del subte y en particular de la línea D”.
Por su parte, la diputada Diana Conti defendió el traspaso del Subte a la Ciudad e indicó que “es absolutamente constitucional porque se adecua al artículo 129 de la Constitucional Nacional que le dio autonomía a a la Ciudad de Buenos Aires; y lo que hay que pensar es si el traspaso corresponde que sea con recursos, según lo que dicen la Constitución Nacional y la `Ley Cafiero`”, consideró la diputada. En este sentido, aclaró a Télam que “la tarifa y el subsidio en el modelo de concesión forman parte de pagar al concesionario; en tanto que los recursos son lo que recauda un Estado en impuestos, tasas y demás”. La legisladora añadió que “Macri, como concedente, realizó un acto propio comportándose como tal y aumentando la tarifa; y ahora pretende recursos”. “Según la ley de Cooparticipación Federal es la Ciudad de Buenos Aires la que debe probar que con ese aumento no le resulta suficiente al concesionario para mantener el servicio”, concluyó.