La estación Lima es una de las más utilizadas en la línea A, ya que allí se realiza la combinación con la línea C bajo la Avenida 9 de Julio. Sin embargo, no muchos deben haberse percatado de la reciente aparición de un cajero automático cerca de la boletería del andén a Carabobo. Uno de los cronistas de enelSubte, que es usuario frecuente de esa estación, pudo comprobar la reacción de aquellos que descubren el aparato recién instalado.
Da la impresión de que la primera recepción de los cajeros automáticos (existe otro en el hall de Carabobo) no ha sido positiva: la presencia de una oficina de la Policía Federal, que existe en esa misma estación a pasos del cajero automático, no logra mitigar la desconfianza que reina entre los usuarios del Subte. Algunos pasajeros amagan con colocar sus tarjetas, pero en general se detienen y optan por seguir esperando el tren luego de una rápida mirada en derredor. El aspecto de la estación Lima no es precisamente alentador como para realizar transacciones bancarias. Se han registrado reiterados casos de arrebatos, y las filtraciones de agua en el pasillo de la combinación hacen sucia y decadente a esta importante parada. Vale destacar que el agua que brota de las paredes inunda el piso justo sobre una escalera, y quienes caminan la combinación tienen que pasar con cuidado de no resbalar.
No se trata de la primera presencia del Banco Ciudad en el Subte: en la estación Retiro se instaló uno idéntico, que incluso está aislado con paredes de vidrio y posee una puerta que se acciona pasando la tarjeta. Allí tampoco es frecuente ver personas retirando dinero. Las máquinas ocupan cada vez más espacio en los andenes del subterráneo. Hace pocos meses, enelSubte difundió la instalación en otras estaciones de expendedoras de alimentos y bebidas, que de igual forma ocupan espacio en boleterías y andenes de las líneas A (estación Sáenz Peña) y D (estación Callao). Los pasajeros tampoco suelen utilizar estas máquinas, excepto por el detalle de que son ideales para conseguir monedas colocando billetes.
El espacio de las estaciones es necesario en cada metro cuadrado, en tiempos en que la falta de más formaciones y los problemas con las frecuencias hacen que los andenes estén desbordantes en hora pico. No es la mejor idea ocuparlos con máquinas de objetivos comerciales, y menos aún si ni siquiera resultan realmente útiles al pasajero.