29 marzo 2024

Una compra con escasa planificación

SBASE adquirió 72 coches motrices con cabina y un sólo coche remolque, lo que implica que los trenes sólo se podrán configurar en duplas. La compra agrega un tercer tipo de material rodante a la línea B, bloqueando la estandarización y encareciendo el mantenimiento. Los 73 coches comprados no alcanzan para reemplazar a los 126 Mitsubishi. Al formar trenes de seis coches, cuatro cabinas intermedias quedarán inutilizadas, malgastando espacio e impidiendo comunicación entre coches.

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Pocas precisiones se dieron desde Subterráneos de Buenos Aires acerca de la importante y millonaria operación concretada el lunes con el Metro de Madrid. La compra de 73 coches CAF serie 6000, a ser retirados de la línea 9 de la capital española, es la cuarta compra de material usado en los últimos veinte años para la línea B.

Metro de Madrid lanzó públicamente la oferta de venta de los coches a inicios del mes de mayo, pero para esa fecha SBASE ya había iniciado conversaciones con la española por la adquisición de esa flota.

En el pliego, que además ofrece trenes de la serie 5000 de segunda y cuarta serie (de fabricación más reciente que los adquiridos por SBASE en 2011 y 2012 y cuya venta fue declarada desierta), se detalla que los equipos de la serie 6000 han circulado en formaciones de cuatro coches (dos duplas) y de seis coches (dos triplas).

En lo que parece ser un claro guiño al gobierno porteño, la operadora española explicitó que “la circulación en trenes de seis coches (tres duplas) es posible, aunque Metro de Madrid nunca la ha aplicado”.

Es que las cuatro partidas de coches compradas por SBASE están conformadas por 72 motrices con cabina, más un solitario coche remolque fabricado en 2006. El primero de los lotes está formado por 22 coches motrices y un remolque, el segundo por 14 motrices y los lotes tercero y cuarto, por 18 motrices cada uno. Cada lote cuenta con una partida de repuestos incorporada.

Metro Madrid no incluyó en su oferta el resto de los coches remolcados de la serie 6000 debido a que no le pertenecen: los adquirió bajo una modalidad de leasing, por lo que esa porción de la flota permanece bajo titularidad de dos entidades financieras (Caixarenting y Plan Azul 07). Este tipo de operaciones mediante leasing comenzaron a ser aplicadas en España hace algunos años para financiar la compra de material rodante nuevo. Cabe recordar que los coches remolcados fueron incorporados más tardíamente al servicio, entre 2002 y 2006, mientras que los motrices hicieron lo propio entre 1998 y 1999.

La alimentación eléctrica de los trenes, si bien es a 600 V -tensión que la línea 9 madrileña comparte con la línea B- se hace mediante catenaria y pantógrafo, lo que obligará a adaptarlos a tercer riel para que puedan circular por Buenos Aires.

LOS PUNTOS OSCUROS DE LA COMPRA

Pese a los dichos del presidente de SBASE, Juan Pablo Piccardo, que indicó que “la incorporación de material rodante es fundamental para renovar la flota actual de 60 años de antigüedad”, la cantidad de coches adquiridos no alcanza para reemplazar a la totalidad de la flota que actualmente tiene asignada la línea, amén de que los Mitsubishi más antiguos, fabricados en 1959, recién cumplirán los 60 años en 2019. Todo indica que deberán convivir bajo la Avenida Corrientes tres tipos de material rodante diferente: Mitsubishi, CAF serie 5000 y CAF serie 6000. La adquisición no responde a un plan de estandarización de la flota, sino que al contrario, tiende a diversificarla y por lo tanto, a encarecer su mantenimiento.

Salvo una tripla, el resto de los coches que vendrán están agrupados en duplas. Fotografía: CAF

Es más que evidente que 73 coches CAF 6000 no pueden reemplazar a los 126 Mitsubishi que desde 1995 constituyen la principal dotación de la línea. Pero no solamente este punto de la compra es discutible: al tener que estar necesariamente configurados en duplas se pierde capacidad de carga (habría cuatro cabinas intermedias inutilizadas en caso de formar trenes de seis coches) y se perdería la posibilidad de conexión entre todos los coches del tren, con los efectos que ello tiene respecto de la distribución de pasajeros al interior de los convoyes, dos contratiempos que sortean los veteranos Mitsubishi que ahora pretenden ser reemplazados con premura.

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